La producción del rebozo en el municipio de La Piedad, Michoacán se ha caracterizado por el trabajo artesanal que se le imprime para hacer de la prenda, una pieza única en el mercado.
La tradición artesanal se remonta a la época prehispánica, cuando los indígenas usaban los llamados “ayates”, que servían para cargar a los niños pequeños sobre la espalda o para cargar y transportar la leña.
Es hasta 1562 cuando la palabra rebozo aparece en la lengua hispana. Sin embargo, es complejo determinar el origen del rebozo mexicano, ya que se encuentran entretejidas las influencias de los mantones de la China, de la India, el “ikat” del sureste asiático, los usos y la mezcla de culturas.
El telar de pedal que tradicionalmente usan los artesanos de La Piedad tiene la bondad de producir una tela que ha servido para cubrir la cabeza de las damas a manera de paños, tápalos o manteletas, o para cargar los niños y cubrir el cuerpo del sol o del frío.
Con el paso del tiempo el cliente final ya cambió, las personas adultas cada vez usan menos la prenda, la cultura del uso ha ido desapareciendo, por lo que es necesario dirigirse a nuevos nichos de mercado.
INNOVAN
En este contexto el Programa de Desarrollo Económico y Competitividad Territorial de las MIPyME’s en la Cuenca Occidental del Lerma –PRODECOL- ha impulsado la innovación en la prenda, para que utilizando la tela del rebozo se confeccionen collares o gargantillas con incrustaciones de joyería, en alianza con diseñadoras de alta costura, dirigido a un mercado joven.
La innovación va de la mano con las tendencias de la moda, los cambios en los gustos del cliente y la capacidad instalada de la empresa para emprender el cambio.
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