viernes, 23 de octubre de 2015

HACIENDA DANTE CUSSI EN NUEVA ITALIA PATRIMONIO INDUSTRIAL


La ex hacienda de Nueva Italia: justificación de su valor como patrimonio industrial

A partir de la llegada de los Cusi al Valle del Marqués, en unas pocas décadas, el territorio, donde hoy se asienta Nueva Italia, experimentó una increíble transformación funcional y paisajística que dio lugar a la explosión económica y demográfica de la región. El origen de todo ello se remonta a la fundación de la hacienda, cuyos restos materiales se encuentran hoy abandonados y prácticamente el olvido, a pesar de ubicarse en pleno centro urbano. Gran parte de las construcciones se han dividido entre los propios ejidatarios; la infraestructura de riego ha caído en el olvido al ser reemplazada por sistemas más modernos. La maquinaria de producción como son molinos de arroz y de maíz, una máquina para extraer el aceite de limón, turbinas generadoras de energía eléctrica, maquinaria para el aserradero, la locomotora usada para transportar productos entre los diversos puntos de la propiedad, y muchos otros elementos que integraban el sistema productivo agrícola de las haciendas, han sido vendidos, abandonados a su suerte o, simplemente, han desaparecido sin mayor explicación.

El fenómeno de desarrollo agrícola iniciado por los Cusi en la Tierra Caliente de Michoacán no corresponde a un hecho aislado en el devenir del país, sino que es congruente con el período de mayor desarrollo de la industria en México, que ocurrió entre 1896 y 1906 al conjuntarse las condiciones más favorables para los empresarios: la unificación del mercado nacional gracias al ferrocarril, la desaparición de las aduanas internas, la introducción de la energía eléctrica, la aparición de sociedades anónimas y la consolidación de la red bancaria Todo ello, auspiciado por el gobierno de Díaz con la finalidad de atraer la inversión extranjera al país.

Ese proceso industrializador significó para el país una nueva etapa de colonización que transformó el paisaje y los modos de vida; por ello, los vestigios de esa etapa constituyen una importante herencia respecto de los procesos de formación de la identidad cultural de los mexicanos (Novelo, 2005, p. 42).

Bajo esa perspectiva, los vestigios materiales del casco de la ex hacienda Nueva Italia constituyen la piedra angular del actual centro poblacional, por lo que forman parte de la memoria local y, al mismo tiempo, dan testimonio de un valor humano universal: el trabajo como motor del progreso.

De acuerdo con lo que establece la Carta de Nyzhni Tagil –en adelante, la Carta, documento clave en la preservación y estudio del Patrimonio Industrial- los vestigios relacionados con la industria deben ser preservados y estudiados como testimonio de un proceso histórico que ha transformado por completo la vida y modos de producción de la humanidad en su  conjunto  A una escala local, eso es exactamente lo que representan los restos del núcleo de la ex hacienda Nueva Italia: son la memoria de la llegada de la modernización a la región.

Por lo anterior, la ex hacienda Nueva Italia debe ser considerada patrimonio en función del valor de evidencia que posee. De acuerdo con la Carta, las razones para proteger y conservar los elementos considerados patrimonio industrial radican en el valor universal que portan como evidencia de actividades de gran valor histórico. En el caso de Nueva Italia, como ya hemos señalado, el antiguo casco hacendario –junto con la obra material desarrollada por los Cusi– es testimonio de una época de gran crecimiento económico en la región; así como de la introducción de maquinaria y procesos de producción a gran escala nunca vistos en dicha parte del país muy innovadores para su época en el contexto nacional. Al mismo tiempo,  este caso demuestra cómo el empeño y la creatividad humana pueden superar cualquier obstáculo; incluso, convertir el desierto en una zona  altamente productiva.

Los bienes relacionados con la producción poseen también un valor social, ya que el patrimonio industrial, casi siempre concebido en términos de fábricas abandonadas y maquinaria oxidada, también conlleva un componente social ya que  la industria y el trabajo son parte de la vida de los hombres, mujeres y familias enteras, generando sentido de identidad y pertenencia. Una revisión a la historia y testimonios en torno a la antigua hacienda Cusi, demuestra que la fuerza motora de esta empresa fue siempre la familia, tanto el núcleo familiar de los propietarios, como cada una de las familias de los trabajadores que llegaron al lugar en busca de mejores oportunidades de vida. Cada trabajador, recibía, al ser aceptado como peón, una casa donde él y su familia podía residir, siempre y cuando el jefe de familia (en casos de viudez, también podía ser una mujer la jefa de familia) fuese constante en el cumplimiento de sus obligaciones laborales.

Los testimonios de personas que vivieron de cerca la dinámica de la vida cotidiana en esos años (antes de la expropiación y en los primeros años del ejido) describen que toda la familia participaba de alguna manera en los diversos trabajos que era necesario realizar, cada uno de acuerdo a sus posibilidades físicas. Así, el padre trabajaba en el campo; la madre, cocinaba para la familia y, en algunos casos, servía dentro del casco de la hacienda; los hijos varones, comenzaban haciendo pequeños trabajos desde la tierna edad de 10 años; las niñas, auxiliaban a su madre en las labores domésticas

Se habla de valor científico como algo inseparable del patrimonio industrial puesto que la ciencia y la tecnología siempre han formado parte de la industria. La ex hacienda de Nueva Italia, más que el espacio arquitectónico como tal, es la culminación de todo un proceso tecnológico-científico, iniciado mucho antes de su fundación. Se puede ir tan lejos como el descubrimiento de la agricultura por el hombre hace miles de años, pero basta mencionar la proeza de ingeniería que fue necesario realizar a fin de poder llevar agua desde la barranca por la que transcurre el río del Marqués hasta las áridas llanuras donde los colonos lombardos establecieron su emporio. Aunado a ello, está también la utilización de maquinaria de alta tecnología para la época, a fin de facilitar el procesamiento de los productos agrícolas.

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