jueves, 28 de enero de 2016

PARA DÓNDE VA LA ECONOMÍA MUNDIAL Y EL CAPITALISMO




Todo este proceso histórico de los últimos 9 años, ha permitido que la Bolsa, después de una fuerte contracción que llevó el DOW JONES a bajo de los 7000 puntos,  recupere su tendencia a la especulación, llevando de nuevo la creación de capital ficticio a niveles históricos superiores a los 18,000 puntos, que permite inferir la proximidad de una nueva crisis. Esto se sustenta en que los activos cotizados en Bolsa han expandido su valor de mercado sin tener una correspondiente base de capital subyacente que respalde dicho incremento de precios. Esto significa que los precios de los activos financieros se encuentran sobrevalorados en relación al movimiento del capital real.


Tomando como base el tercer trimestre de 2007, periodo inmediatamente anterior al estallido de la crisis inmobiliaria,  es posible observar que, a partir de la crisis la brecha disminuyó cerca del 54% para el Dow jones y 48% para el S&P.  Sin embargo, a partir de entonces y gracias a las inyecciones de liquidez, los mercados financieros recuperan su tendencia al alza y  para el último trimestre de 2013 han alcanzado niveles similares a los del tercer trimestre de 2007. La expansión de la bolsa ha seguido incrementando hasta presentar una caída relativamente importante, de casi 10%, en el tercer trimestre de 2015. Posiblemente, esto comience a manifestar las tendencias recesivas próximas.
Para complementar nuestro análisis y salirnos de los esquemas institucionales del FMI, Banco Europeo, etc., queremos suponer el siguiente escenario. Los activos de la Reserva Federal, constituyen un stock de bonos gubernamentales, bonos del Tesoro y seguros respaldados por hipotecas, mientras que los dólares que emite para adquirir estos activos son sus pasivos correspondientes. Las emisiones o expansión de la oferta monetaria (Quantity easy -QE-) suponen  entonces una fuerte expansión en ambos lados del balance de la FED.
La mayoría de sus activos son a largo plazo (bonos y deuda hipotecaria), mientras sus pasivos (circulante) son todos a corto plazo, pasivos corrientes, lo que quiere decir que tienen un problema de encalce, es decir, de alto riesgo de liquidez si los intereses actualmente deprimidos, por manipulación de la FED, fuera de la realidad del mercado financiero se incrementan, aunque la FED puede emitir y resolver ese problema. Los dólares emitidos, con los que se adquieren los activos tóxicos, los bancos privados pueden exigirlos en cualquier momento, o sea, que la FED monetiza deuda privada. Los préstamos de mayor vencimiento pagan rendimientos más altos que los de corto plazo. En la medida que las tasas sigan bajas, la FED puede continuar endeudándose a corto plazo y prestando a largo plazo.
El rendimiento de un bono de 10 años es del 2%. Este es el interés que la Reserva Federal recibe de sus préstamos, los cuales son sus activos a largo plazo. Por otro lado, la Reserva Federal no debe más del 0.25% de sus depósitos a corto plazo, los cuales son sus pasivos a corto plazo. Eso es una ganancia del 1.75% anual. Se han comprado aproximadamente 2.8 billones de deuda a largo plazo, así que eso equivale a aproximadamente $49,000 millones en ganancias anuales para la FED, siempre y cuando las tasas se mantengan bajas.
Supongamos que la tasa de interés de la Reserva Federal se elevara al 1%, dado que  la economía entra en una deflación fuerte y la reserva le apuesta con más fuerza a la inflación. En lugar de pagar 0.25% de sus pasivos a corto plazo, tendría que pagar el 1%. Esto le disminuiría su ganancia del 1% año sobre año, si los bonos a 10 años aún dieran un rendimiento del 2%. Eso equivale a una caída de más de un 40%, pero aún tendría un ingreso neto positivo. ¿Qué pasa si las tasas continúan elevándose de vuelta a sus normas históricas, del 1% al 2.5%, o aún más? Entonces la Reserva Federal tiene un gran problema. Si sus activos producen 2% pero tienen que pagar 2.5% de sus pasivos, entonces tiene un flujo negativo y carece de liquidez. En lugar de ganar agradablemente $49,000 millones al año, ahora tendría una pérdida de $14,000 millones anuales. Este proceso ya se inició a finales del año 2015, con el anuncio de la FED de abrir el proceso de incremento de la tasa de interés, que supuestamente en el año 2016 aumentaría 1%, y así seguiría hasta el 3% el año 2018 o antes.
Además, en el lado de los activos, cuando los rendimientos de los nuevos bonos del Tesoro de a diez años se elevan, baja el precio de los bonos existentes, que han adquirido a un rendimiento más bajo. Esto es porque los bonos adquiridos previamente deben ser descontados a la tasa actual del mercado, si se venden en el mismo precio –no a la tasa a la que originalmente los compraron-.

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