jueves, 28 de enero de 2016

La ideología transhumanista –sobre la cual se ha debatido poco en nuestro país- pretende ofrecer a nuestras sociedades contemporáneas un relato futurista que dé una cobertura filosófica, moral e, incluso, espiritual a la dimensión tecnológica del proyecto neoliberal postmoderno en este siglo XXI.

Así, podría definirse elmejoramiento humano como el intento de perfeccionamiento, transitorio o permanente, de las condiciones orgánicas y/o funcionales actuales del ser humano mediante la tecnología. No se trata ya de la loable curación de personas enfermas, sino de potenciar de tal modo a las personas sanas, mediante el impresionante arsenal tecnológico en desarrollo, de modo que se genere un abismo entre humanos mejorados y no mejorados. Tecnologías de uso dual como los chips subcutáneos que nos permiten abrir puertas sin usar llaves pero que también nos geolocalizan, prótesis externas e internas al estilo de Blade Runnerque nos doten de superpoderes, técnicas genéticas como el CRISPRque sirven tanto para acabar con peligrosos parásitos como para modificar nuestro ADN de forma eficiente y permanente, métodos farmacoquímicos o electromagnéticos de aumentar artificialmente –y sin esfuerzo- nuestras funciones cerebrales como la memoria, la agudeza sensorial o la capacidad de cálculo, o intervenciones con células troncales que regeneren nuestros tejidos viejos o dañados, son algunos de los ejemplos de aumento de nuestras capacidades que nos convertirían en transhumanos.

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